Desde siempre se ha creído que colocar un espejito en la jaula de nuestro solitario amigo es algo muy beneficioso para él, haciéndolo sentir acompañado y ser una fuente de entretenimiento.
La realidad es que nuestro pequeño intentará por todos los medios interactuar con su congénere, conquistarlo e incluso regurgitarle comida, provocándole desde daños psicológicos, debido a la frustración de no conseguir respuesta, hasta físicos, entre otras muchas cosas por la regurgitacion continua.
Algunas señales se pueden interpretar de forma errónea, como pensar que si le pía al espejo es de felicidad, cuando el verdadero motivo es el intento continuado y desesperado por recibir la aceptación de su propio reflejo.